Fluxus propone una ruptura en el arte academico e institucionalista; pone en juego la interrelacion entre distintas disciplinas artisticas, las cuales mediante el sonido y la performance nos invitan a llevar el arte a lo cotidiano y poder tambien, ser artistas. Buscan el sonido y el resultado sonoro, siempre fuera de las normas musicales acostumbradas.
Todo puede ser arte y cualquiera puede ser artista. Para el espectador, la invitación a participar del proceso genera un desplazamiento definitivo de roles y la consecuente desaparición de la noción misma de autor.
Maciunas argumentaba que todo puede ser arte y cualquiera puede ser artista, con esto, vaciaba la intencion de sentido, suprimía de golpe toda la carga de solemnidad puesta en el acto creador y despojaba al objeto de valor frente al olvidado centro del problema: precisamente la experiencia vital del sujeto, que era así reivindicado como principio, fin último y ánimo de la cuestión. El gesto desmantelaba la farsa de una cultura que continuaría reduciendo el arte a la mera valoración de la obra-fetiche prometiendo un tenor supuestamente “espiritual”.
paradoja fluxus
Fluxus no fue reconocido mundialmente pero se encargo de dejar una marca; el academicismo y el entablishment les causaba rechazo asi que llevar sus obras a ese ambiente lleno a los espectadores de cuestionamientos. Romper desde adentro las estructuras del arte, durante aquellos años era crucial. Llevar a un museo una obra sin sentido y fuera de la estetica del arte siempre es un hecho polemico; y creo que actualmente como artistas, esto nos deberia resultar fundamental al momento de pensar nuestros proyectos futuros.